FAUSTO MASSÓ:VENEZOLANOS EN LAS AZOTEAS
saltando charcos, presidiendo largas caminatas. Otro caso más reciente es el del propio Hugo Chávez, que inicialmente rondaba como alma en pena por el país, no llegaba siquiera a 10% en algunos meses de 1998, hasta que se viró la tortilla y reventó el fervor popular. En ambas campañas, Pérez y Chávez, después de recorrer el país, casa por casa, generaron un entusiasmo incontenible que no se reflejaba inicialmente en las encuestas. Capriles arrancó desde un piso mejor que Pérez y Chávez: los 3 millones de venezolanos que votaron en las primarias. No tiene tampoco acceso a los medios, como le ocurrió inicialmente al propio Chávez en 1998. A su favor cuenta con la enfermedad terminal de Chávez, que no le permite salir de Miraflores y contrarrestar la presencia viva de Capriles por el país. Capriles se está convirtiendo en un fenómeno electoral como lo fueron Chávez y Carlos Andrés Pérez, con una ventaja adicional: enfrenta a un candidato que supone que socialismo y comunismo son ideales populares, y que por televisión imparte lecciones de ideología, sin tomar en cuenta el mundo real. Habla de revolución mientras en Trujillo los propios chavistas protestan en la calle, explica lo que es la plusvalía pero falla la electricidad. Hoy las que se roban la plusvalía del sueldo del trabajador son las empresas estatizadas. este cronista, nada imparcial, le parece evidente que esta chispa está incendiando la pradera. Chávez libra su última batalla con la determinación y la fiereza de siempre. Ni siquiera en condiciones tan adversas se rinde, sólo que los viejos trucos reciclados en nuevas misiones ya no funcionan. Las encuestas no miden los movimientos subterráneos de la opinión, el entusiasmo que se vio en Tucacas era el mismo con el cual en ese lugar recibieron a Chávez en 1998, cuando prometía freír en aceite a los adecos y copeyanos. Hace bien en multiplicar las cadenas Chávez, no le queda otra. Cada día Capriles cree más en sí mismo, y a Chávez le ocurre lo contrario, en el bunker en que se ha convertido Miraflores.
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