domingo, 11 de enero de 2015


4 preguntas frecuentes sobre la crisis en Venezuela. 

Parte I por Luis Vicente León


1. ¿Es posible algún cambio en la política económica del gobierno frente a la crisis?
La crisis económica venezolana es, sin duda, de grandes dimensiones. Es la mezcla de una crisis producida por el modelo interno de control de cambio y de precios —hostil al sector privado y, además, culpable de distorsiones, escasez e inflación antes de la caída del precio del petróleo— con una crisis externa del mercado petrolero. Esta última, sin duda, es un drama para los ingresos de un país totalmente dependiente del petróleo. Lo que hemos visto hasta ahora, en términos de desabastecimiento, inflación y caída de actividades e inversión, es apenas el pico del iceberg. Y no parece posible que el gobierno se mantenga evadiendo y postergando, como ha hecho hasta ahora, la toma de decisiones económicas racionales por miedo al costo político. Pero la presión de quienes exigen un cambio será gigante. En efecto, ya hemos visto algunas acciones en la dirección correcta, pero a destiempo, con poca velocidad y sin la profundidad necesaria. Me refiero, por ejemplo, a las negociaciones informales de los precios con el sector privado. Eso ha permitido algunos desplazamientos para garantizar abastecimiento, que mejoró un poco a finales de 2014 pero entró en crisis de nuevo en este mes de enero. O a al nuevo convenio cambiario, que le permite a PDVSA vender sus divisas en cualquier mercado oficial. Es decir: autoriza a la petrolera estatal a vender los dólares producto de la renta petrolera en SICAD2, con una tasa de cambio infinitamente más elevada que la de Bs.F. 6,30. Esto les permitiría corregir una buena parte del déficit en bolívares y reducir el financiamiento monetario (inorgánico) del Banco Central de Venezuela a PDVSA, que es una de las causas fundamentales de la inflación. El problema es que medidas como ésas, adoptadas tardíamente y ni siquiera en rigor, ya no son suficientes. La magnitud de la cantidad de dólares que PDVSA debe vender en ese mercado para corregir el déficit es enorme. Y, además, tendrían que reducirse de las entregas en mercados oficiales más bajos, algo que afectaría dramáticamente los precios de los bienes esenciales y se abriría como una devaluación evidente. Esa devaluación que el gobierno tiene miedo a asumir (aunque creo que ya resulta indispensable). En todo caso, el principal bloqueador para adopción de medidas parece ser el costo político. Y en eso tienen razón. La popularidad de Nicolás Maduro ha caído sustancialmente (está actualmente en 22,6%). También la autodefinición política chavista ya baja de 20%. Con este debilitamiento, resulta que la mayoría de la población rechaza medidas económicamente necesarias, como el aumento de la gasolina y la devaluación. Esto hace que teman no poder controlar el rechazo y eso ha dificultado las decisiones, especialmente frente a sus fuerzas radicales internas, que preferirían que el gobierno se decantara por una estrategia de comunización de la economía, expropiando el total de importaciones del país. Dentro de esa teoría que exponen, el debate cambiario quedaría de lado, pero se incrementaría los temas vinculados con la ineficiencia y la corrupción característicos de esos modelos. 

En mi opinión, el gobierno avanzará en algunas decisiones. Habrá algunas medidas cambiarias y tendremos devaluación implícita (que no será anunciada abiertamente). También se verán algunas medidas de ajuste de precios, pero no creo que formen parte de un modelo profundo de cambio ni que sean inteligentemente implementadas, así que sus resultados serán  pobres.

0 comentarios :

Publicar un comentario